El cadejo es una criatura de la mitología centroamericana, el cual tenía forma de perro, pero cascos de cabrito. La leyenda cuenta que eran dos: uno blanco y uno negro. El blanco protegía a las personas con las que se topaba en el camino, y el negro únicamente las asustaba. El negro tenía los ojos rojos infundía temor en quien lo viera.
Muchas personas han dado testimonio de haberse encontrado con estos singulares caninos y no todas cuentan que haya sido una experiencia favorable para ellas.
Al cadejo le gusta seguir a las personas, aunque la gente no lo viera todo el tiempo, siempre se podían oír sus casquitos por la calle. También se decía que los cadejos no aullaban, sino que producía un silbido para confundir a las personas, porque si el silbido se escuchaba cerca, significaba que el cadejo estaba lejos; pero si se escuchaba lejos, significaba que él estaba muy cerca.
A veces, cuando el cadejo blanco y negro se juntan pueden armar grandes riñas que podrían interrumpir hasta los sueños más profundos de tanto alboroto. Sus peleas, aunque violentas, no eran mortales, ya que ambos eran complementarios. Si uno moría el otro también.
Algunas otras leyendas decían que el negro representaba a los hombres y el blanco a las mujeres.
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