Las Estirges son una criatura de la mitología romana.
Su apariencia recuerda un poco como la de un mosquito. Posee alas de murciélago, pequeñas patas alargadas y un delgado pico por el que succiona sangre.
Cuando logran encontrar una potencial víctima, vuelan a toda velocidad y se pegan a su cuerpo con sus patas. Luego comienzan a beber la sangre de esta, y únicamente si se mata al monstruo se puede seguir vivo de un ataque de estos seres.
Succionan la sangre hasta que están lo suficientemente satisfechos, momento en que la víctima suele morir. Luego, vuelan de regreso a sus hogares: cuevas, donde se cuelgan de cabeza al igual que los murciélagos, y duermen por varios días. En esos momentos es preciso para los cazadores atacarlos sin sufrir daños, ya que solo en ese momento las estirges son vulnerables.
Las estirges tienen buena vista y olfato, además de volar muy rápido y poseer patas que se adhieren fácilmente a un cuerpo y se alimentan de el. Vivir en un lugar cerca de sus cuevas no es algo recomendable.
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